JUGANDO CON NUESTRA IMAGINACION 

Cansada del ajetreo diario entre el trabajo y el cuidado de los niños, decidí escapar de la rutina y disfrutar de un día inolvidable. Preparé una mochila con trajes de baño, ropa y algunas cosas más, invité a un amigo de confianza para que nos acompañara,  subimos al coche y nos fuimos a donde el destino nos llevara.  En nuestra primera parada, exploramos una cueva; después, hicimos una caminata por las montañas. Al divisar un río, decidimos ir.  


     


Los niños estaban encantados, diciendo que era la mejor aventura de
 sus vidas; jugaron toda la mañana y parte de la tarde.  
Tras tantas horas de diversión, deseábamos 
descansar y llegar a casa. Sin embargo, a pocos
kilómetros, sufrimos un fuerte golpe en el cárter del
 coche, lo que nos obligó a pedir ayuda.  El coche tuvo
 que ser remolcado y mientras
 esperábamos, ya casi
 anocheciendo, que alguien nos 
recogiera, solo pude pensar
 que, sin duda, este sería un día  inolvidable. Justo entonces,
 sonó la alarma de mi móvil recordándome que era hora de
 dormir, que todo lo sucedido solo formaba parte de nuestra imaginación,  así que dejamos de jugar, para descansar, pues al día siguiente teníamos que volver a nuestras actividades.



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